10 de diciembre de 2009

Espontaneidad, sin guión.


Siempre los mejores momentos vienen de la mano de la improvisación.
¿Para qué escribir cada día un guión? Si sólo ceden paso a la rutina. En la variedad está el gusto, dicen. Para ciertas cosas es cierto. Lo interesante del destino es no saber que traerá consigo, ni cómo, ni de qué manera llegaremos a no sé que lugar, en no sé que momento de nuestras vidas, y quién sabe con quien o quienes. ¿Por qué no se utiliza el "dejarse llevar" del que tanto se suele hablar? Al fin y al cabo, y en cierto modo, todos acabamos atados a la odiosa rutina que poco a poco va destruyendo y afectando a la creatividad y capacidad de innovación. Un poco de locura y descontrol para dar toques diferentes de color a los días nunca viene mal; nuestros días son lienzos en blanco de los cuáles los únicos artistas somos nosotros... Por lo que disponemos de cientos de colores, estados de ánimo y sentimientos para realizar nuestro trabajo, cumplir con nuestro deber... Nuesto derecho: VIVIR.

Improvisar...
Como improvisa el cielo con su movimiento.

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