17 de marzo de 2010

Baile de burbujas.

Me tumbaré sobre la bañera vacía y dejaré que el agua vaya cubriéndome el cuerpo al encender el grifo. Volveré a tener ese cosquilleo de las burbujas en mi piel y sentiré de nuevo la inundación de la tranquilidad contra tanta tormenta de fuera. Cerraré de nuevo los ojos y al compas del diluvio tararearé otra vez esa canción que me devuelve lugares, momentos y sonrisas, y de nuevo soñaré, recordaré, y pensaré... Volveré a pensar en los días, las tardes, las noches... En caricias y susurros, en palabras silenciosas y miradas cargadas de mensaje.
Y cuando al cerrar el agua el silencio termine de llenar mi bañera, entonces sonará el timbre de mi parada esperada:
Me bajo en la calma.
Sé que mi mente quedará en blanco unos instantes, y que ese trocito que le robaré al tiempo para mi será lo que me haga respirar serena hasta la parada en el próximo tren. Sonreiré, llena de paz, llena de recuerdos, cargada de energía... y así podré de nuevo ponerme a trabajar, habiéndo dejados ahogadas pieles muertas, paranoias y malas ganas; habiéndome deshecho de la tormenta que aturdía mi cabeza;
habiéndo disfrutado del placer en el mundo que guardo en mi bañera.

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