11 de diciembre de 2010

Calor al frío.

Dicen que los recuerdos curan el olvido, por eso siempre intento alimentarme de ellos, dejar que me abriguen y me den calor, para fortalecer mi débil memoria que con frecuencia deja escapar palabras antes de nombrarlas, antes de que mi voz llegue a conocerlas; palabras que caen a peso al viento y se las lleva para hacerlas llegar a otro lugar, sin lugar, transformadas, disfrazadas de sensación. Palabras que al final acaban formando sólo parte de mi, de mis pensamientos convertidos en un anteproyecto de tinta o voz.
Mi débil memoria, tan débil como mi voz; tan, tan débil como yo, como mi ser cuando lo roza el brillo de la luna, reflejada en espejos que me recuerdan la soledad...


4 comentarios:

  1. los recuerdos en exceso alimentan la pena, un besote!

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  2. Los recuerdos me han curado el desarraigo.
    Me encantó el diseño.
    Leo.

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  3. Los recuerdos nos dan la mitad de nuestra vida presente :)

    Me encanta la foto también.

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