9 de diciembre de 2009

Si escuece, cura



Siempre que me curaban heridas me decían :
" Tranquila, si escuece, cura".
El agua del mar escuece... Me cura las ideas, pensamientos no deseados, puñaladas que llegan en forma de palabras. El limón me cura cada sentimiento de decepción, cada desilusión; me envenena de la amargura que limpia mi interior. Me escuece el alcohol, su olor, su sabor, su frescor. El jabón, las pompas de color que vuelan, que ves, que chocan y explotan. Me escuecen los abrazos, abrazos que no quieren doler, que depuran y calman... Que no cansan. Me curan los susurros que trae el viento, la brisa, tu respiración; la sonrisa del Sol hacia las nubes, que permanecen en el pensamiento. El humo de los bares me escuece, me nubla la vista... O me hace verlo todo más claro después. Me escuecen, me curan los momentos, los lugares, el paso a fuego lento del tiempo, el buen tiempo; las buenas caras, los buenos gestos. Me escuecen miradas, me curan miradas. Me escueces.
Y pensando... Nunca llegué a saber que no siempre cuando escuece, trae de la mano consigo algo negativo.

Tú me escueces...
Me curais.

2 comentarios:

  1. hola!
    Sólo tres post, y esto tiene muy buena pinta...
    uhmm te seguiré de cerca ;)

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  2. He llegado aquí sin saberlo, sin darme cuenta, sin querer. Por un momento todas las redes de internet se han juntado y me han hecho llegar hasta aquí cuando estaba buscando cosas que no tenían que ver con este blog, ni con esta entrada, ni contigo, simplemente me han hecho creer que debía llegar. Así que he (re)leído estas palabras y me han trasladado hasta lo más recóndito, quizá por las circunstancias del hoy, pero me ha gustado, Sandra. Me ha gustado regresar a ti, a que esas palabras de hace tiempo ahora fluyan en mí, haciéndome sentir, de alguna manera como a ti te hicieron sentir (o fueron la manifestación) en aquel momento. Un abrazo enorme.

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